España 1750 —
La Coruña (España) 1828
Último intendente de Venezuela depuesto por el movimiento del 19 de abril de 1810. Estuvo muy vinculado con la Corte de Carlos II y fue comisionado a México en 1786 para poner en marcha un plan de intercambio de pieles californianas por azogue chino; viajó a California, Filipinas y China, donde realizó algunas de estas operaciones. En 1795 fue nombrado secretario del recién creado Consulado de Veracruz (México), cargo que desempeñó hasta 1802, cuando pasó a ser tesorero de la misma institución. En 1807 regresó a España, sorprendiéndole en Madrid los acontecimientos de mayo de 1808. Se ofreció entonces al ministro de Hacienda Miguel José de Azanza, quien aceptó sus servicios y decidió comisionarle a México con el encargo de poner en marcha las pesquerías de perlas en la costa californiana; esto ocultaba la verdadera misión que se le encomendó: lograr que México reconociera a José I Bonaparte como rey de España. Se puso en camino hacia Cádiz y fue descubierto en Ecija, donde estuvo a punto de ser linchado, cuando se le encontró un pasaporte de Murat; conducido a presencia de la Junta de Sevilla abjuró de su colaboración con el gobierno francés y se puso a la disposición de la misma, que le nombró entonces secretario de Comercio y Negocios de Indias, puesto que desempeñó luego para la Junta Central Suprema hasta el 7 de enero de 1809, cuando se le nombró intendente de Venezuela. Hizo el viaje a Venezuela en compañía de Vicente de Emparan nombrado capitán general de esa provincia y con quien mantuvo siempre una gran amistad y colaboración. De su actuación como intendente cabe destacar el envío a España de un donativo apreciable, destinado a colaborar con los gastos de la Guerra de Independencia peninsular, así como de unas considerables partidas procedentes de la caja de consolidación y de la renta del tabaco; trató de estimular la producción agrícola; pidió exención de derechos para la exportación de añil y azúcar, libre importación de máquinas, herramientas y utensilios de aplicación agrícola y finalmente, la introducción de mano de obra esclava. En materia militar destinó sumas considerables a la compra de uniformes, armas y municiones, que no llegaron nunca a Venezuela. Los 110.000 pesos invertidos en este renglón pasaron a manos de la Regencia española, por intervención del propio Basadre, quien pudo avisar a tiempo al comisionado. En resumen, realizó una buena política comercial autorizando la negociación libre con las naciones neutrales y consintiendo en la rebaja de derechos arancelarios, hasta que la Regencia le ordenó restablecer los viejos aforos. El 19 de abril de 1810 fue llevado ante el Cabildo de Caracas, donde renunció a su cargo; fue apresado y se negó a colaborar con los patriotas, por lo que fue mandado a La Guaira y embarcado el 1 de mayo en la corbeta Fortuna, con destino a Cádiz. Tras una breve escala en Puerto Rico arribó a España, siendo el primer funcionario depuesto por la revolución americana. Durante su travesía y a bordo del Fortuna, escribió su Memorial sobre el 19 de abril de 1810, que es una de las fuentes del proceso emancipador americano y venezolano. En 1814 fue nombrado intendente de Guadalajara y viajó a México; no pudo posesionarse del cargo por corresponder su ejercicio al comandante de la plaza; se supo entonces la noticia de su ofrecimiento de colaboración con el Gobierno francés, pues los archivos de Madrid cayeron en manos españolas cuando los franceses evacuaron la plaza; se le ordenó regresar de inmediato a España y se le abrió un expediente por afrancesamiento. Tras larga prisión en Cádiz se falló su caso, hallándosele culpable; su sueldo fue restringido a una dotación mínima y se le prohibió residir en la Corte o en alguna plaza fronteriza o puerto. Se trasladó entonces a Utrera donde escribió varios memoriales sobre problemas económicos de América y más tarde logró que se le autorizara trasladarse a La Coruña. Al triunfar la revolución de Rafael del Riego y durante el trienio liberal (1820-1823) envió varios memoriales a las Cortes, en los que insertó frases lesivas para el régimen anterior; esto originó que con la restauración absolutista se le abriera un nuevo expediente (1824) por constitucionalista; de nuevo fue encontrado culpable y pasó sus últimos años elevando instancias al gobierno para que se revisara su causa, pues consideraba que se le había condenado injustamente. Muchos de los memoriales que escribió han permanecido inéditos.