Oviedo (España) 18.9.1782 —
Urica (Edo. Monagas) 5.12.1814
Caudillo español de la rebelión de 1813-1814 contra el gobierno de la Segunda República de Venezuela. Hijo de Manuel Rodríguez de Bobes y de Manuela de la Iglesia. Aunque varios autores han mencionado diferentes lugares y fechas de nacimiento, en su partida de bautismo consta que recibió este sacramento en la iglesia parroquial de San Isidro el Real de la ciudad de Oviedo el mismo día en que vino al mundo, el 18 de septiembre de 1782. Si bien la segunda parte del apellido paterno (Bobes) se solía escribir de esta manera en Asturias, en Venezuela la grafía adoptada fue Boves (y sin el Rodríguez antepuesto) y así solía él firmar: «José Tomás Boves». Antes de cumplir los 5 años quedó huérfano de padre. Su madre los sostuvo a él y a sus 2 hermanas cosiendo y realizando otros trabajos domésticos para familias acomodadas. En enero de 1794, gracias al empeño de su madre, ingresa en el Real Instituto Asturiano, donde durante 4 años cursa estudios de náutica hasta graduarse de pilotín o piloto de segunda clase de la marina mercante. Como tal, navega por el Mediterráneo a partir de 1798, y pocos años después en uno de los buques-correo que hacen la travesía entre España y sus colonias americanas. Hacia 1803 obtiene la licencia de piloto primero y ejerce funciones de tal en un barco propiedad de la casa comercial española Pía y Portal, cuyos corresponsales en Venezuela son Lorenzo y Joaquín García Jove, asturianos como Boves. Su vida, en los años inmediatamente siguientes, es poco conocida. Acusado y convicto de introducir contrabando, es encerrado en el castillo de Puerto Cabello, hasta que los García Jove interceden para que esa condena le sea conmutada por la de confinamiento en la villa de Calabozo, en pleno llano. Allí se dedica al comercio de mercería y luego de cumplida la condena negocia también en ganado, para lo cual recorre vastas extensiones de los llanos centrales y visita poblaciones tan alejadas como San Carlos de Cojedes y Puerto Píritu, cerca de Barcelona. Según la tradición, hacia 1808-1810 pretendió en matrimonio a Isabel, hija del acaudalado comerciante vasco Guillermo Zarrasqueta, establecido en San Sebastián de Los Reyes, quien negó su consentimiento. Al estallar el movimiento revolucionario en abril de 1810, Boves se manifestó en Calabozo adicto al mismo, y continuó ejerciendo sus actividades comerciales. Por marzo y abril de 1812 se hallaba en San Carlos, cuando el jefe realista Domingo de Monteverde había iniciado su ofensiva contra las fuerzas republicanas. Las autoridades consideraron a Boves sospechoso de ser partidario de aquel y lo arrestaron, pero fue libertado poco después a instancias de uno de los notables de la ciudad, Ignacio Figueredo. Al volver a Calabozo, Boves esparció noticias alarmantes sobre el incontenible avance de Monteverde, y conspiró a favor de la causa realista. Fue nuevamente arrestado y condenado a muerte, pero se salvó gracias a que el teniente justicia Juan Vicente Delgado le conmutó la pena por el servicio como soldado, que debía cumplir en el ejército que mandaba en los valles de Aragua el general Francisco de Miranda. Boves permaneció en prisión, pero salió en libertad a mediados de mayo de 1812, cuando el capitán Eusebio Antoñanzas, uno de los oficiales de Monteverde, se apoderó de Calabozo. Desde entonces, el comerciante se convirtió en militar e inició su carrera en las filas realistas. Nombrado oficial de urbanos, a la cabeza de una partida de caballería persiguió a algunos republicanos que habían huido llano adentro, y logró apresar a Andrés Narvarte, Domingo Alzuru y otros, que entregó a Antoñanzas; también asesinó al canario Diego García en su hato al sur de Calabozo, dando así comienzo a las atrocidades que su propio capellán, el presbítero José Ambrosio Llamozas, atribuyó pocos años más tarde a «...la insaciable sed de sangre de Boves [...]: en los campos de batalla y en los pueblos pacíficos se cometieron por su orden, escribe Llamozas, horrores de que hay pocos ejemplares...». Como uno de los oficiales de Antoñanzas, Boves se incorporó con este al ejército de Monteverde. En enero de 1813, al ser nombrado Antoñanzas gobernador militar de Cumaná, Boves fue designado por Monteverde comandante general de Calabozo. Pocos meses después, cuando ya se hallaba en curso en el oriente de Venezuela la ofensiva republicana del general Santiago Mariño, la población de Espino, situada al sureste de Calabozo, hacia el río Orinoco, se sublevó a favor de la causa republicana. Boves debeló esa insurrección con mano fuerte, y mandó ejecutar a numerosos prisioneros. A mediados de 1813, como comandante de la caballería urbana de Calabozo, Boves participó en la campaña de oriente a las órdenes generales de Monteverde y a las directas del mariscal de campo Juan Manuel Cajigal y Niño. Al retirarse este de Barcelona a Guayana bajo la presión de las fuerzas de Mariño en agosto de 1813, le concedió a Boves facultades para obrar discrecionalmente. Desde ese momento, aunque nominalmente era el segundo de Cajigal, Boves dejó de acatar las órdenes de este y de cualquier otro jefe realista, aunque a veces coordinase con ellos sus operaciones militares. Su conocimiento del llano y de sus habitantes y el ascendiente que sobre estos había logrado, unido a la tácita autorización para el pillaje en las poblaciones conquistadas, le permitió contar con fieles contingentes de llaneros a caballo que cada vez se fueron engrosando, compuestos principalmente de pardos, mestizos y negros. La actitud de Boves hacia ellos la describía así su segundo Francisco Tomás Morales: «...comía con ellos, dormía entre ellos, y ellos eran toda su diversión y entretenimiento, sabiendo que sólo así podía tenerlos a su devoción y contar con sus brazos para los combates...». Una de sus primeras acciones militares como jefe fue el combate de Cachipo (11.9.1813), contra tropas republicanas al mando del comandante Antonio Freites y los hermanos José Tadeo y José Gregorio Monagas, quienes le quitaron la caballada pero no lograron derrotarlo. Boves reunió una Junta de Guerra que le ratificó el mando y decidió marchar hacia Calabozo, que había sido libertado por tropas enviadas por el general Simón Bolívar. El 23 de septiembre de 1813 Boves derrotó al oficial republicano Carlos Padrón en el caño de Santa Catalina, ordenó ejecutar a todos los prisioneros y se apoderó de Calabozo. Bolívar envió contra él al comandante Vicente Campo Elías, quien venció a Boves, que había salido a su encuentro, en el caño de Mosquitero (14.10.1813). El caudillo español se refugió en el pueblo de Guayabal, donde rehizo sus escuadrones, y volvió a la carga, derrotando en la acción de San Marcos (8.12.1813) al coronel republicano Pedro Aldao, cuya cabeza fue enviada por Boves a San Fernando de Apure. A mediados de diciembre estaba en los alrededores de San Juan de los Morros con un ejército de unos 6.000 hombres, en su mayoría de a caballo, amenazando los valles de Aragua. El 21 de ese mes, desde Valencia, Bolívar dictó un bando por el cual se creaban cuerpos cívicos armados destinados a perseguir a los bandoleros, como designaba a Boves y sus seguidores. Esto no fue suficiente, y Bolívar envió contra él, por segunda vez, a Campo Elías, quien fue vencido por Boves en la batalla de La Puerta (3.2.1814), donde resultó Boves herido. Mientras se restablecía, su segundo Morales penetró en los valles de Aragua y fue rechazado por José Félix Ribas en La Victoria (12.2.1814) acción en la cual no participó Boves. A fines de febrero de 1814 Boves y Morales atacaron a Bolívar en el campo atrincherado de San Mateo, en acciones que duraron hasta fines de marzo. El 15 de este mes, en una proclama dirigida a sus tropas, Boves anunciaba que tenía cercado a Bolívar y que este no podría escapar. Después de haber rechazado los republicanos el asalto general dado por las fuerzas realistas el 25 de marzo de 1814, en el cual murió Antonio Ricaurte, Boves supo que el ejército del general Santiago Mariño se acercaba y podía cortarle la retirada. El 30 de marzo abandonó el cerco de San Mateo y marchó a enfrentarse a Mariño, quien lo venció en la batalla de Bocachica (31.3.1814). Perseguido por las fuerzas de Bolívar, que había retomado la ofensiva, Boves marchó con el resto de sus tropas hacia Valencia, ciudad defendida por el brigadier Rafael Urdaneta que sitiaba Cajigal. El sitio fue levantado el 3 de abril de 1814, y Boves regresó al llano. En sus entrevistas con Cajigal, este se convenció de que el caudillo asturiano no se sometería de nuevo a sus órdenes. Durante los meses de abril y mayo, Boves reorganizó sus fuerzas, y emprendió nuevamente la ofensiva. El 15 de junio de 1814, en el lugar de La Puerta, derrotó a los ejércitos unidos de Bolívar y Mariño, que no lograron rehacerse. Mientras una parte de las tropas de Boves marchaba contra Caracas, él se dirigió a Valencia, a la cual puso sitio. Caracas cayó el 7 de julio y Valencia capituló ante Boves el día 10 y fue ocupada el 11. Allí desconoció el juramento que había prestado ante el Santísimo Sacramento de respetar la vida de los rendidos, y ordenó y dejó cometer toda clase de crímenes. A pesar de hallarse presente el mariscal de campo Cajigal, nombrado capitán general de Venezuela, Boves se arrogó el título de comandante general de las armas del Rey en Venezuela y se alzó con el mando absoluto, negándose también a acatar la autoridad de la Real Audiencia. El 16 de julio entró en Caracas, donde nombró gobernador político al marqués de Casa León y gobernador militar al coronel Juan Nepomuceno Quero. Luego marchó al oriente, donde le había precedido su segundo Morales. El 16 de octubre Boves tomó la ciudad de Cumaná y la sometió al saqueo, «...dejando el campo cubierto de cadáveres...», según él mismo decía en su parte de la acción. Continuando la campaña, derrotó en el sitio de Los Magüeyes (9.11.1814) al coronel José Francisco Bermúdez y posteriormente a ese mismo jefe en la batalla de Urica (5.12.1814), en la cual perdió la vida de un lanzazo. Su capellán el padre Llamozas, lo enterró en la iglesia del pueblo de Urica. Le sustituyó en el mando Morales, pero con la muerte del caudillo y la llegada pocos meses después de la expedición del general Pablo Morillo, perdió impulso la participación de los llaneros en la causa realista.