Puerto España 8.11.1902 —
Caracas 31.8.1994
Escritora, política y diplomática. Conocida por su seudónimo, Lucila Palacios, el cual asumió a finales de la década de 1930, integrando el nombre verdadero de Gabriela Mistral y el apellido de la madre de Simón Bolívar. Según confesó, no solo la admiración a estas 2 mujeres la motivaron a ello, sino también la necesidad de desligar el apellido de su esposo de la actividad literaria y política que emprendía entonces. Dos actividades caracterizaron su presencia en el ámbito nacional durante este siglo: la creación en el campo literario, donde destacó con singulares obras que trascendieron las fronteras patrias, y su participación politicosocial que se hizo presente a partir de 1936, a raíz del fallecimiento de Juan Vicente Gómez (17.12.1935). En el campo de la narrativa nacional, Lucila Palacios, destacó con obras de especial relevancia como El corcel de las crines albas (1950), una novela impregnada de sus personales características como narradora apegada a los temas de especial significación venezolanista. Su incursión en el cuento quedó plasmada en obras como Trozos de vida (1942) y Mundo en miniatura (1956), en las cuales la destreza narrativa se hace presente en experiencias vivenciales de la autora en su peregrinaje, real o imaginario, por el territorio de la Venezuela contemporánea. De igual manera se ha considerado relevante su incursión en el teatro, siendo dignas de mencionar sus obras Orquídeas azules (1942) y La gran serpiente (1943). De no menos importancia es su obra ensayística la cual cultivó hasta finales de su vida. El ensayo crítico contemporáneo que realizó se concentró en 2 direcciones: la crítica literaria y la participación sociopolítica en la Venezuela democrática. En 1947 fue diputada por el estado Bolívar a la Asamblea Constituyente. Después del derrocamiento de Rómulo Gallegos (24.11.1948), sufrió cárcel y persecución hasta el retorno a la democracia en 1958. Durante el gobierno de Rómulo Betancourt fue nombrada embajadora en Uruguay, cargo que desempeñó durante 10 años (1959-1969). En este período fue designada miembro correspondiente de la Academia Nacional de Letras en Montevideo y, en 1966, fue elegida individuo de número de la Academia Venezolana de la Lengua, siendo la primera mujer en ocupar esta posición, incorporándose a la misma el 21 de octubre de 1981.