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Convención de Ocaña
9.4-10.6.1828

En los años de irrupción de los grandes problemas nacionales, cuando los factores negativos de la integración grancolombiana hicieron necesaria la reforma de la Constitución de 1821, se realizó la Convención de Ocaña entre el 9 de abril y el 10 de junio de 1828. Es la Convención Nacional de la Gran Colombia, en la cual, cuando se buscó orientar su destino hacia nuevos rumbos político-administrativos, surgieron con fanatismo los enfrentamientos entre los partidos políticos y los grupos personalistas, culminando en su disolución con graves consecuencias para la unidad grancolombiana.

El ambiente de crisis general se extendió en todas las regiones de la Gran Colombia en una época de depresión financiera, bancarrota nacional, falta de víveres, escaso medio circulante, alza vertiginosa de los precios y situación política conflictiva. La Constitución de Cúcuta era criticada por su carácter excesivamente centralista, en una época cuando se acentuaban los regionalismos y caudillismos en las provincias y se consideraba muy difícil integrar política y administrativamente 3 países con elemento humano y economías disímiles y con pocas vías de comunicación. En 1827 se ahondaron las divergencias entre el Libertador presidente Simón Bolívar y el vicepresidente Francisco de Paula Santander, aglutinando a su alrededor los 2 partidos de finales de la Gran Colombia: los bolivarianos y los santanderistas, quienes se enfrentaron en la Convención de Ocaña en 1828. En la misma forma, se enfrentaron los partidarios del centralismo y el federalismo para la unidad grancolombiana; y surgieron los movimientos separatistas, como el del general José Antonio Páez en Venezuela. Uno de los hechos que más estimuló las polémicas en esa época de crisis política, fue la Constitución Boliviana de carácter vitalicio presidencial, elaborada para la nueva República de Bolivia, por Bolívar. La idea de la aplicación de dicha Constitución para Colombia dividió los partidos en 2 posiciones: los bolivarianos y los antibolivarianos; y en la misma forma, los dictatoriales partidarios de la dictadura de Bolívar para la búsqueda del orden y la consolidación nacional, y los constitucionalistas, partidarios del sistema democrático y de la reforma a la Constitución de Cúcuta. Numerosas asambleas de los pueblos y cuerpos militares se realizaron para proclamar la dictadura de Bolívar o para exigir la reunión de la Convención Nacional a fin de reformar la Constitución de Cúcuta.

El Congreso de Colombia expidió la ley del 7 de agosto de 1827, mediante la cual se convocó la Gran Convención Nacional para el 2 de marzo de 1828 en la ciudad de Ocaña, un lugar que se consideraba como el más central de la Gran Colombia, con fácil acceso para los venezolanos, neogranadinos, quiteños y de las regiones de la costa atlántica; y además, por considerarse alejado de las influencias apasionadas de Bogotá y Caracas. En las elecciones para la Convención fueron elegidos 73 convencionistas: 41 neogranadinos, 23 venezolanos, 7 ecuatorianos y 2 panameños. Entre los primeros figuraban: Francisco de Paula Santander, Vicente Azuero, Luis Vargas Tejada, José Ignacio de Márquez, José María del Castillo y Rada, José Hilario López, Diego Fernando Gómez, José Joaquín Gori, Juan de Dios Aranzazu, Francisco Soto, Joaquín Mosquera, Juan Fernández de Sotomayor, José María Salazar, Salvador Camacho Roldán y otros. Entre los venezolanos fueron elegidos: Antonio María Briceño, Martín Tovar Ponte, Andrés Narvarte, Juan José Pulido, Salvador Mesa, Santiago Rodríguez, Pedro Briceño Méndez, Francisco Ponce, Pedro Vicente Grimón, Miguel M. Pumar, Francisco Conde, Francisco Aranda, Vicente Michelena, Miguel Peña, Juan José Romero, Juan Nepomuceno Chaves, José de Iribarren, Mariano Echezuría, Juan Manuel Manrique, Miguel Vicente Huizi, Valentín Espinal, Rafael Hermoso, Domingo Bruzual, Juan de Dios Picón. Entre los ecuatorianos figuraban: Manuel Avilés, Pablo Merino, José Matías Orellana y otros; y además, los panameños Manuel Pardo y José Vallarino.

El 9 de abril de 1828 se instaló oficialmente la Convención, después de la organización que hizo la Junta Preparatoria desde el 2 de marzo de 1828. Se escogió la iglesia de San Francisco de Ocaña para realizar las sesiones de la Gran Convención; y fueron elegidos el doctor José María del Castillo y Rada para la Presidencia y el doctor Andrés Narvarte para la Vicepresidencia. La Convención nombró 4 secretarios: Luis Vargas Tejada, Manuel Muñoz, Rafael Domínguez y Mariano Escobar. Ante la renuncia de Muñoz, fue reemplazado posteriormente por el diputado Juan de Dios Aranzazu. Durante las sesiones de la Convención se manifestó un ambiente difícil, de pugnas, partidismos políticos y recriminaciones personales. Inicialmente la Convención se dividió entre los bolivarianos y los santanderistas. Los primeros eran partidarios de la Constitución Boliviana y de la asignación de facultades extraordinarias para Bolívar, con el fin de restaurar el orden y la conciliación nacional; encabezaba esta corriente el doctor José María del Castillo y Rada. Los segundos, partidarios del sistema constitucional basado en la división de los poderes públicos, estaban agrupados alrededor del general Francisco de Paula Santander, Vicente Azuero, Francisco Soto, Diego Fernando Gómez y otros. También se formó un grupo de moderados o neutrales, entre quienes se distinguieron Joaquín Mosquera, Rafael Mosquera y Juan de Dios Aranzazu. En estas divisiones participaban venezolanos, granadinos, ecuatorianos y panameños en uno u otro partido. El Libertador Simón Bolívar se trasladó a Bucaramanga, desde donde tuvo conocimiento permanente de todos los hechos acaecidos en Ocaña. Las divergencias se intensificaron cuando se presentó el problema de la reforma de la Constitución de Cúcuta y el cambio hacia un sistema federal, contrario al centralismo instaurado en 1821. Se presentaron 2 proyectos de reforma constitucional: el de los federalistas defendido por el doctor Vicente Azuero y el de los centralistas por el doctor José María del Castillo y Rada; alrededor de cada uno de los proyectos se aglutinaron los santanderistas y los bolivarianos. El proyecto de la llamada Constitución Azuerina propuso un sistema federal para Colombia, la disminución de poderes al Ejecutivo, el cual tendría un período de 4 años, el fortalecimiento de los departamentos y la elección de los cargos de los altos funcionarios del Poder Judicial. Este proyecto fue redactado por los diputados Azuero, Soto, Liévano, Del Real y López Aldana. Por su parte, el grupo bolivariano defendió la reforma constitucional presentada por el doctor José María del Castillo y Rada, de tendencia centralista, la cual sostuvo la necesidad de un Ejecutivo poderoso para la defensa de la unidad nacional. Los bolivarianos propusieron: un gran poder político para el presidente de la República, quien sería elegido para un período de 8 años; derechos al presidente para ser colegislador; derechos al presidente con facultades extraordinarias en tiempo de guerra y reunión anual de las asambleas departamentales. Este proyecto además, daba un carácter vitalicio a los magistrados de la Alta Corte de Justicia. Los debates se hicieron cada vez más intensos, manifestándose las divergencias entre centralistas y federalistas, bolivarianos y santanderistas, dictatoriales y constitucionalistas y otras. Los santanderistas tildaron el proyecto de los bolivarianos como «...más monárquico que la Constitución Boliviana...». A pesar de los diálogos entre Santander, Castillo y Rada y algunos de sus seguidores, los bolivarianos desintegraron el quórum reglamentario, considerando necesario el fracaso de la Convención para salvar la unidad nacional ante los intereses federalistas. El diputado Diego Fernando Gómez presentó un acto adicional a la Constitución de Cúcuta, el cual no pudo ser aprobado por la ausencia de los bolivarianos. En el Acta del 10 de junio de 1828 se protocolizó la disolución de la Convención de Ocaña. El grupo bolivariano expresó su posición de retiro de la Convención, como un deber para «salvar la patria». Los diputados santanderistas protestaron a su vez contra la resolución de los bolivarianos, considerada contraria a los intereses de la nación colombiana. Así fracasó la Convención y se abrió el camino para la dictadura, la crisis y la desintegración de Colombia, ese gran estado nacional que se había convertido en el sueño político del Libertador Simón Bolívar.

Temas relacionados: La Cosiata; Gran Colombia.

Autor: Javier Ocampo López
Bibliografía directa: Academia colombiana de historia. Segundo Congreso Grancolombiano de Historia: Sesquicentenario de la Convención de Ocaña, 1828-1978. Bogotá: Biblioteca de Historia Nacional, 1978; Botero Saldarriaga, Roberto. El Libertador Presidente. Bogotá: Talleres de la Librería Nueva, 1932; Guerra, José Joaquín. La Convención de Ocaña. Cali: Biblioteca del Banco Popular, 1978. 2 vols.; Medina Chirinos, Carlos. La Convención de Ocaña: palabras sobre su disolución. Maracaibo: El Siglo, 1911; Núñez Peláez, Alfonso. La gran Convención de Ocaña. Bogotá: Clac Impresores, 1978; Peru de Lacroix, Luis. Diario de Bucaramanga. Caracas: Comité Ejecutivo del Bicentenario de Simón Bolívar, 1982, Rodríguez, José Santiago. La Convención de Ocaña: diario del Ledo. José Santiago Rodríguez. Caracas: Tip. Americana, 1934; Urdaneta, Amenodoro. La convención de Ocaña, y la dictadura de Bolívar. Caracas: Tip. Washington, 1900; Vásquez, Francisco de Paula. Devocionario patriótico: comentarios sobre la Convención de Ocaña, años, 1828, 29 y 30. Barquisimeto: Tip. Nicolás Vásquez, 1927.
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