Urbanista y empresario. Hijo del comerciante en telas de origen francés Emilio Roche y de Blanca Jacquin. Realizó sus estudios primarios y secundarios en París; en 1904, comenzó a trabajar con su padre en el almacén de Roche y Compañía, situado en Caracas, de Gradillas a Sociedad. Autodidacta en urbanismo, comenzó sus actividades de promotor inmobiliario en asociación con Juan Bernardo Arismendi, con la construcción de unas casas en el barrio caraqueño de Caño Amarillo (1924); siempre en asociación con Arismendi, con la construcción de San Agustín del Norte, en la antigua Yerbera (1925). Con el Banco Obrero, llevó a cabo el proyecto de San Agustín del Sur (1928) y finalmente, diseñó y realizó las urbanizaciones caraqueñas de La Florida (1929), Don Bosco (1935), Los Caobos (1939) y Altamira (1943) y construyó la Gran Avenida (1955). Contribuyó al embellecimiento de Caracas, concibiendo proyectos cada vez más ambiciosos. Es así, por ejemplo, como las calles de San Agustín del Norte tuvieron 17 m de ancho, en contraste con las calles de 7 m de la vieja Caracas; las de La Florida 20 m y las de Altamira 24 m. Fue el primero, en la Florida, en sembrar árboles en todas las calles de una urbanización. Pensó mucho en la Caracas del futuro, predijo que llegaría a tener 4.000.000 de habitantes. Embajador de Venezuela en Argentina (1948), inició en 1952 la Fundación Luis Roche que financió el Instituto de Investigaciones Médicas, de 1952 a 1958, donde se realizaba investigación sobre medicina del ambiente. Fue autor de un libro, Sur América vista por un venezolano, así como de un interesante documental cinematográfico, Caracas, eterna primavera (1938-1945).