Capital del municipio de su denominación y del estado Apure, situada a orillas del río de este nombre. Surgió como punto estratégico en territorio de la entonces provincia de Barinas, entre Guayana, el centro y los Andes, para el comercio de los productos de estas regiones, la evangelización de los indígenas y la explotación del ganado cimarrón al S del Apure. A principios del siglo XVII la zona estaba habitada solo por indígenas denominados guamos, cerca del Orinoco, taparitas y amaibas en el río Portuguesa, guamos y guamonteyes en el Apure. Hacia 1637 Miguel de Ochogavia reconoció estos llanos y su información llevó posteriormente a la capitulación con la Real Audiencia de Santa Fe para descubrir el río Apure y establecer una ruta fluvial y algún puerto que permitieran la salida de los productos del Nuevo Reino hacia España, por la vía de Santo Tomé de Guayana y Trinidad. Se conocía entonces la enorme riqueza ganadera que representaban las miles de cabeza de ganado cimarrón de la banda S del río y así quedó señalado en las Jornadas Náuticas, hechas por fray Jacinto de Carvajal en 1647 durante esa expedición. El 15 de agosto de 1690 el prefecto de los misioneros capuchinos fray Ildefonso de Zaragoza pedía al obispo y luego al gobernador, que se fundara una villa de resguardo para protección de los misioneros y facilitar la penetración en tierras llaneras; el religioso llegó ese año cerca de la desembocadura del río Meta al Orinoco. En 1720 se emprendió una gran expedición para llegar a Guayana encabezada por los frailes Bartolomé de San Miguel, Marcelino de San Vicente y Salvador de Cádiz, con 300 soldados, quienes llegaron a la bifurcación del río Apure con el Portuguesa, a 2 días de marcha del Orinoco y establecieron allí un real o asiento donde redujeron 48 indígenas atapaimas, saliendo rumbo al Orinoco por la vía del brazo norte o Guárico, hoy Apurito. En 1722 fray Marcelino emprendió otra expedición con fray Buenaventura de Vélez y 124 soldados, por los ríos Portuguesa y Apure y con los indígenas reducidos en estos, fundó el pueblo de Nuestra Señora del Carmen de Buría. Durante los años siguientes los capuchinos fueron penetrando el territorio hasta llegar cerca del Meta y la confluencia donde se unen el Portuguesa, el caño Ruende, el Apure Viejo y más adelante la bifurcación del río en el Apurito y el Apure se conocería como La Horqueta o Paso Real de Apure, en donde se dividían también los caminos que venían del N, uno hacia el Orinoco y otro hacia el SO. El 1° de julio de 1768 el prefecto fray Gerónimo de Gibraltar solicitaba al gobernador José Solano y Bote, que se procediera a fundar una villa a orillas del Apure, donde terminaba la jurisdicción de San Jaime, para comodidad del tráfico terrestre y fluvial y como escala para entrar en los llanos inexplorados al S del río. En mayo de 1770 fray Gerónimo volvía a solicitar la fundación de una villa de resguardo intermedia entre el Apure y el Meta, para proteger las entradas y estimular el poblamiento voluntario de los indígenas. Por real cédula del 17 de abril de 1771 se ordenó la fundación de una villa en la boca del Meta, lo cual fue confirmado por otra real cédula del 17 de enero de 1779. Procedió a iniciarla fray Buenaventura de Benaocaz, quien desistió finalmente por lo remoto del lugar. En 1780 en el sitio conocido como Paso Real del Apure o de Calabozo, tenían hatos de ganado Fernando Rodríguez, Sebastián Mier y Terán y Juan Antonio Rodríguez. Ese mismo año el obispo Mariano Martí decía que el poblamiento de San Jaime no iba a prosperar, porque ya se estaba poblando mucho al otro lado del Apure donde había mejores tierras. El 15 de abril de 1781 el comandante general de Barinas Fernando Miyares Pérez y Bernal, después de practicar un reconocimiento del río Apure, decidió la fundación de una villa en el Paso Real; poniéndose en contacto con fray Buenaventura quien aceptó la proposición el 13 de enero de 1788 y escogió para ella el nombre de San Fernando, en honor del primogénito del Príncipe de Asturias. El 10 de abril de ese año el religioso solicitó al Rey la autorización para esta fundación que fue llevada a cabo por Miyares y fray Buenaventura, acompañados del capitán poblador Juan Antonio Rodríguez, quien quedó como teniente y justicia mayor y por más de 200 personas que habitarían la nueva población. El Rey aprobó la fundación mediante real cédula del 13 de julio de 1789. El capitán poblador decía en informe del 25 de febrero de 1790, que en el distrito de San Fernando había ya 28 hatos con 117.300 cabezas de ganado vacuno, caballar y mular; se cultivaba plátano, maíz, arroz, caña, casabe y algodón; este último se enviaba por quintales a Guayana. Dependían de la nueva villa San Juan de Payara, con 504 habs. y los pueblos de misión de San Rafael de Atamaica, San José de Leonisa de Cunaviche, San Francisco de Capanaparo, San José de Sinaruco y San Félix de Corocoro con 1.023 habs. en total. La propia villa tenía ya 74 vecinos con casas construidas y 466 habs.; hecha y adornada una iglesia provisional, cárcel, casa de ayuntamiento y plaza. El 31 de marzo siguiente el gobernador y comandante general Miyares recibía un informe enviado por el administrador principal de la Real Hacienda José de Alusquiza y el interventor Nicolás Pulido, donde se hace evidente el activo comercio que ya desde 1789 se hacía entre la provincia de Venezuela, Barinas, San Fernando y Guayana, con la nueva villa como centro de distribución y extracción, especialmente de ganado, quesos, sebo, productos agrícolas, pescado salado, morrocoyes, tabaco, aguardiente, herramientas, zapatos, loza, semillas, brea y azúcar, con un total de 23.031 pesos recaudados; añadían estos funcionarios que la nueva fundación proporcionaba considerables beneficios a la Corona, máxime cuando no había causado gasto alguno para su establecimiento. En 1797 ya tenía Cabildo, siendo Juan Antonio Rodríguez regidor y alcalde principal. El 5 de mayo de 1811 el comandante de la plaza Pedro Aldao dispuso una manifestación pública de apoyo al movimiento independentista de Caracas, proclamando él mismo la independencia de Apure el 11 de agosto siguiente. Ocupada por los realistas de José Yáñez en 1813, en 1817 Pablo Morillo planeó y envió desde San Fernando su ofensiva contra Simón Bolívar. En febrero de 1818 José Antonio Páez y su caballería derrotarían la escuadra de flecheras realistas en el Paso del Diamante y el 8 de marzo siguiente, ayudados por la escuadrilla sutil del capitán de navío José Antonio Díaz, recuperó la villa para la causa republicana, derrotando al capitán José María Quero defensor de San Fernando. Durante el resto de la contienda fue, junto con Guasdualito, cuartel general de Páez y principal punto donde se concentraban las provisiones y el ganado. Después de la guerra, bandas armadas y ladrones de ganado mantenían en zozobra a los hacendados y pobladores, nombrándose comandante general de Apure entre 1826 y 1831 al antiguo oficial de la Independencia Facundo Mirabal, quien se destacó en la lucha contra el abigeato y el desjarretamiento de reses. En abril de 1837, San Fernando, defendida por José Cornelio Muñoz, fue sitiada por las tropas de José Francisco Farfán, alzado contra el gobierno de Páez; este llegó con refuerzos el 25 y emprendió la persecución de Farfán venciéndolo en San Juan de Payara. Durante el gobierno de José Tadeo Monagas en 1849, tuvo lugar la insurrección de Páez, quien ocupó la ciudad el 20 de febrero, derrotando las tropas del gobierno y encargando a Carlos Soublette de su defensa; poco después sería derrotado en Los Araguatos por José Cornelio Muñoz, abandonando el país por el Arauca. En 1848 se había fundado la logia masónica Caracas Madre núm. 48, luego Candor núm. 32 y en 1866 Candor núm. 27. El 24 de julio de 1859, durante la Guerra Federal; se produjo un ataque contra San Fernando por la flotilla de Carlos Morton de Keratry, quien fue rechazado por Rosario Armas; la población, sin embargo, fue incendiada por aquel durante el combate. En 1862 fue atacada por las tropas y por la escuadra fluvial de Pedro Manuel Rojas Mercado, quien la ocupó el 26 de julio de 1863 sin derramamiento de sangre. El 29 de julio siguiente dejaba encargado de la plaza al coronel Pedro Felipe Sosa Bermúdez. En 1871 el general Adolfo Antonio Olivo, el Chingo, después de ocupar Ciudad Bolívar durante su alzamiento contra Antonio Guzmán Blanco, emprendió la expedición por el Orinoco y el Apure ocupando San Fernando el 19 de octubre, derrotando a su defensor Lisandro Díaz, quien fuera ejecutado inmediatamente. La ciudad fue recuperada por Joaquín Crespo en enero de 1872 después de una semana de sitio y combates aislados contra las tropas de Juan Evangelista Zapata. En el censo de 1873 el distrito San Fernando tenía 572 casas 73.053 habs. El siglo XIX y principios del XX, a pesar de los alzamientos, significará una época de prosperidad para esta población, que se convirtió en el segundo puerto fluvial del país. San Fernando centralizó el comercio del ganando, cueros, pieles de caimán, carne y pescado secos, tabaco, algodón, café y desde finales del siglo XIX las plumas de garza. Se establecieron líneas de vapores, chalanas, veleros y bongos que hacían la travesía desde Barinas hasta Ciudad Bolívar y Trinidad, desde donde salían las mercancías para el Caribe y Europa. Se importaban también artículos de lujo, herramientas y telas. Se establecieron en la población inmigrantes de origen corso, libanés, italiano y francés. Durante esta época hubo en San Fernando todo tipo de actividades culturales, veladas literarias, grupos teatrales con 2 locales, el London y el Escalante; se residencian en la ciudad poetas, escritores, periodistas e intelectuales. En 1895 se establece la casa Fernández y Compañía y en 1916 se funda la Casa Barbarito, comerciantes en San Fernando desde 1896, que canalizaría gran parte de las actividades de exportación e importación y tendría el virtual monopolio de las plumas de garza, llegando a poseer sus propios garceros. Los artesanos constituyen en San Fernando un fuerte gremio; ya desde el siglo XIX había plateros, zapateros, sombrereros, alfareros y calafateros. En 1919 se produjo en la ciudad el movimiento de artesanos y obreros que solicitaban al gobierno de Juan Vicente Gómez mejoras salariales. Los movimientos de oposición al gobierno en San Fernando culminaron en la batalla del 20 de mayo de 1922 en la que el ejército opositor, al mando de Waldino Arriaga, Francisco Parra Pacheco y Cornelio París atacaron la población defendida por Hernán Febres Cordero, quien los derrotó al ser muerto Arriaga y abandonar sus tropas la población, que ya estaba prácticamente ocupada por ellas. La prosperidad de la ciudad se reflejó también en la educación; ya para 1831 tenía escuela pública de varones creándose una de hembras en 1844; en 1857 se fonda la Escuela San Juan; 10 años después se abría la Escuela Filarmónica de San Fernando; en 1871 el Colegio Federal; otra escuela de música en 1901; los colegios de varones y señoritas en 1908; en 1912 se crea la Escuela Codazzi; en 1916 se fundan el Colegio Guzmán Blanco y el Liceo Antonia Esteller, el Instituto Simón Rodríguez en 1929 y el colegio Miranda. El auge de las actividades económicas de la ciudad comenzó a decaer al iniciarse la explotación petrolera, que originó un éxodo masivo de mano de obra hacia las zonas de explotación y la construcción de carreteras, especialmente la que comunicó San Fernando con Caracas (490 km) y luego el campo de aviación (aeródromo) de San Fernando. A partir de entonces, las vías fluviales fueron quedando para el movimiento estrictamente local y las poblaciones llaneras perderían el carácter de centros nacionales de distribución; hacia 1935 se acabó también el mercado de plumas de garza, quedando solamente el ganado como rubro predominante en la economía llanera. En 1936 se fundaron la Cámara de Comercio y el Ateneo. La imprenta había llegado en 1854 y 2 años después salió su primer periódico, El Apureño, luego, en 1858, El Centinela de Apure; El Progreso de Apure en 1866; El Constitucional en 1868 y entre estos años y 1950 se editaron más de 70 publicaciones periódicas. Actualmente se publican El ABC de Apure e Interdiario La Idea. Elevada en 1969 a la categoría de diócesis. Entre 1940 y 1980 se convirtió en el polo de desarrollo de la región apureña, con una economía basada en la cría y engorde de ganado vacuno y bufalino y empresas manufactureras de productos derivados: carne enlatada y seca, cueros, queso y pescado. La agricultura, en menor medida produce: algodón, caraotas, maíz y frutales. Nacieron en San Fernando: el militar y político Lino Duarte Level; el médico, hacendado y escritor Fernando Calzadilla Valdés; el educador Juan Esté Bontur; el poeta Julio César Sánchez Olivo. Murieron: Waldimiro Arriaga, militar y político; el comerciante Félix Barbarito; el poeta Luis Mármol. Vivieron en San Fernando: los poetas y escritores Laureno Villanueva, Francisco Lazo Martí, Andrés Eloy Blanco, el periodista Rafael Agostini, el escritor y educador Daniel Mendoza y el escritor y político Juan Penzini Hernández. Tiene radiodifusora, La Voz de Apure; aeropuerto, hospital, cuerpo de bomberos, centros de primera enseñanza, ciclo básico y diversificado; el Liceo Miranda, hoy Lazo Martí; la escuela de niñas Teresa Hurtado; y el colegio de monjas La Sagrada Familia, desde 1953; en 1958 se crean la escuela de música Pedro Elías Gutiérrez y la escuela femenina de Artes y Oficios; el año siguiente la escuela de música Antonio Estévez; la Escuela Técnica Industrial de San Fernando en 1960 y la Escuela de Artes Plásticas Juan Lovera en 1964. Tiene núcleos de las Universidades Nacionales Experimentales Simón Rodríguez y de los llanos Ezequiel Zamora, de la Universidad Nacional Abierta, la Universidad de Los Andes y del Instituto Universitario de Mejoramiento Profesional del Magisterio. Sitios de interés: la catedral, iglesia de El Valle, Ateneo, paseos El Diamante, Bicentenario y Libertador, avenida Táchira, caño Biruaca, casa de los Barbarito, Puerto Miranda, puente María Nieves. Se celebran las fiestas patronales (marzo 22-31), festival náutico (agosto), festivales de música llanera (joropo), peleas de gallo, toros coleados. Dependen de ella las parroquias El Recreo, Peñalver, San Rafael de Atamaica y la parroquia urbana San Fernando. En 1950 censó 13.341 habs.; 24.470 en 1961; 38.960 en 1971; 57.308 en 1981 y en 1990 censó 72.716.