Baltimore (Estados Unidos),
Político, periodista, diplomático, quien en 1818 cumplió una misión del gobierno de Estados Unidos ante el de Venezuela. Como periodista colaboró en The Aurore de Filadelfia, que dirigía William Duane, y más tarde publicó Irvine su propio periódico, The Columbian, en Nueva York. En este último apareció en septiembre de 1816 la primera biografía de Simón Bolívar escrita en inglés que se difundió en Estados Unidos, cuyo autor, el general John Robertson, había muerto en Jamaica el año anterior. Irvine acompañó la biografía con el siguiente comentario: «Que los actuales reveses del general Bolívar hayan de ser temporales y pueda pronto reanudar su alta empresa deben ser los anhelos de toda persona imparcial que lea atentamente este esbozo de su vida. Hace casi un año recibí este boceto biográfico del general R. [Robertson] y entonces parecía que la buena suerte acompañaba a las armas de general Bolívar, y no lo publiqué. Ahora que adversas circunstancias abaten a él y a su Patria, le doy a la publicidad para que el público pueda simpatizar con las desventuras de ambos y empeñarse en terminarlas». El 31 de enero de 1818 el secretario de Estado John Quincy Adams le entregó en Washington sus credenciales como agente especial ante el gobierno de Venezuela, junto con las instrucciones para el desempeño de su misión, Irvine llegó a la isla de Margarita y de allí un buque de la escuadra del almirante Luis Brión lo condujo a Angostura, donde desembarcó el 12 de julio de ese año y fue saludado por los venezolanos, en las columnas del Correo del Orinoco, como «...personaje conocido por sus principios filantrópicos y republicanos...». Presentó credenciales al Libertador, quien lo recibió cordialmente y lo agasajó con un banquete donde se hicieron brindis por la prosperidad de Venezuela y Estados Unidos. Poco después, Irvine le obsequió a Bolívar una biografía de Jorge Washington. Durante las primeras reuniones de carácter informal, el agente norteamericano inquirió del Libertador cuál era su posición respecto a la ocupación de la isla Amelia por fuerzas al mando del general Gregor MacGregor el año anterior, y la proclamación allí de la República de las Floridas; Bolívar respondió que como jefe de Estado no había autorizado dicha operación. Pensando que la llegada de Irvine podía conducir al reconocimiento de la Independencia de Venezuela por el gobierno de Estados Unidos, Bolívar nombró el 24 de julio de 1818 enviado extraordinario y ministro plenipotenciario ante dicho gobierno al general Lino de Clemente, quien se hallaba ya en aquel país. Pero muy pronto se descubrió que Irvine no estaba interesado en la Independencia de Venezuela ni traía promesas de ayuda; sólo reclamaba indemnización por los buques estadounidenses Tiger y Liberty, apresados por el corso venezolano cuando trataron en 1817 de burlar el bloqueo impuesto por Bolívar al puerto de Angostura, que hasta mediados de aquel año estuvo en manos de los españoles. Las exigencias de Irvine al Libertador se iniciaron el 25 de julio de ese año, con una nota para Bolívar, quien la contestó el 29 del mismo mes. Fueron en total 11 las cartas de Bolívar en respuesta a las de Irvine. Bolívar rechazó los reclamos del agente. Esa correspondencia terminó a los 3 meses cuando el Libertador, cansado de la terquedad del norteamericano y de su lenguaje agresivo le dijo: «Parece que el intento de V.S. es forzarme a que reciproque los insultos; no lo haré, pero sí protesto a V.S. que no permitiré que se ultraje ni desprecie al gobierno y los derechos de Venezuela. Lo mismo es para Venezuela combatir contra España que contra todo el mundo, si todo el mundo la ofende». Irvine envió varios informes al secretario Adams sobre aspectos de la vida en Angostura, informes teñidos de rencor por el fracaso de su misión, llamando a Bolívar dictador y tirano, así como iluso y quijótico. Esto no impidió el desarrollo de otras relaciones más armónicas. El Libertador le remitió a Irvine un ejemplar de la Declaración de Venezuela de fecha 20 de noviembre de 1818, en la cual protestaba por la intromisión délas potencias europeas en los asuntos de Hispanoamérica, y lo invitó a asistir a la apertura del Congreso de Angostura, como lo hizo Irvine el 15 de febrero de 1819. Pocos días después, el 27, salió de esa ciudad sin haber logrado nada en cuanto a indemnizaciones se refiere; y regresó a su país donde en artículos periodísticos calificó a Bolívar como «General charlatán y político truhán».