Guanare (Edo. Portuguesa) d.1834
Oficial del Ejército de Venezuela en la Guerra de Independencia, con participación en la del Perú y Colombia. En 1811 era ya militar en Carora, donde figura como contribuyente para la fábrica de cuarteles. Actúa en el combate de Trincheras (3.10.1813) bajo las órdenes del teniente coronel Luciano D'Elhuyar; allí recibió una herida. En la segunda batalla de San Mateo (25.3.1814) era capitán, y en compañía de los capitanes Pedro Salias, Antonio Carrillo y Miguel Borrás, participó en contraataque por medio del cual fue recuperada la «casa alta del ingenio» que había sido tomada por las fuerzas que mandaba Francisco Tomás Morales. El mismo año combatió también en las batallas de Carabobo (28 mayo) y La Puerta (15 junio). En 1818, participó en la campaña del centro; en 1819, la de liberación de Nueva Granada y en 1822, la de Pasto, contra el coronel Basilio García; campaña cuyo final fue la batalla de Bomboná o de Cariaco (7 abril). En esa ocasión era teniente coronel graduado y tomó el mando del batallón Bogotá, pues las heridas que sufrió su comandante, el teniente coronel Joaquín París, le impidieron continuar al mando de la unidad. Luque también fue herido. Hizo la campaña libertadora del Perú (1824) y combatió en las batallas de Junín (6 agosto) y Ayacucho (9 diciembre) como comandante del batallón Vencedor en Boyacá. En enero de 1827, como consecuencia del movimiento insurreccional del teniente coronel José María Bustamente fue hecho prisionero en Lima por los sublevados, junto con el general Jacinto Lara, el coronel Arthur Sandes y otros. El 3 de marzo de 1828, ya como coronel, hizo quemar unos papeles impresos en las calles de Bogotá y fijó una proclama en algunos lugares públicos, mediante la cual invitaba a reunírsele y ofrecía el apoyo de su batallón para conservar la tranquilidad del país. Con Guillermo Ferguson, fue ese mes a la imprenta de J.A. Cualla; la descompuso y causó maltratos al personal. Simón Bolívar ordenó que fuese sometido a juicio. El 22 de noviembre de dicho año se hallaba en Guayaquil, como integrante de las fuerzas que debían operar contra la división peruana invasora del territorio de Colombia. El 27 de febrero de 1829 se halló en la batalla del Pórtete de Tarquí, final de la campaña llevada a cabo por el Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre, contra las fuerzas peruanas; la victoria fue de las armas de Colombia. En septiembre de 1830 se hallaba en Cartagena cuando se produjo el movimiento que derrocó a Joaquín Mosquera de la Presidencia de la República de Colombia y llevó al general en jefe Rafael Urdaneta a la primera magistratura. Luque manifestó su adhesión al nuevo orden político. Para la época era ya general de brigada. A fines de octubre de 1830 el Libertador decía de él: «...Luque es una espada bien templada...». El 21 de diciembre de ese año, en su condición de comandante de armas de Cartagena, publicó una proclama por la cual anunciaba la muerte de Simón Bolívar, el 17 de diciembre en San Pedro Alejandrino (Santa Marta). «... ¡Murió el Sol de Colombia!..». Era la primera frase de dicha proclama. En febrero de 1831 hubo en Soledad y Barranquilla una sublevación contra el gobierno de Colombia, y contra sus autores marchó Luque quien la dominó. Los mismos jefes que triunfaron en el movimiento de febrero capitanearon una insurrección armada contra las autoridades del Magdalena, y después de sublevar varios pueblos, proclamaron a Luque jefe civil y militar del departamento. A la cabeza de una fuerza llamada Ejército Protector puso sitio a Cartagena, defendida por el general Mariano Montilla. El 24 de abril del citado año quedó concluida la capitulación entre ambos jefes. Montilla representaba el partido de Rafael Urdaneta y Luque el de Domingo Caicedo. En agosto de dicho año, con una columna de 700 hombres, se embarcó para el istmo de Panamá en apoyo de las operaciones del coronel Tomás Herrera. Regresó a Cartagena, donde ejercía en 1833 la comandancia militar cuando esa plaza fue amenazada por buques de guerra franceses, debido a haberse quejado de ciertos agravios el cónsul de esa nación Adolfo Barrot; Luque, quien nada había tenido que ver con esos supuestos o reales agravios, puso a la ciudad en estado de defensa y los buques se retiraron, llevándose a bordo al cónsul. En septiembre de 1834 el correo de Cartagena fue asaltado, muerto uno de los conductores y robados 21.000 pesos. Como entre los criminales figuraba un asistente del general Luque, este fue implicado en el asunto y se le desterró de la Nueva Granada.